lunes, 28 de diciembre de 2009

EL ESCRITOR Y LA VENTANA

El escritor contempló la ventana de enfrente y vio la silueta de una mujer desnuda que pasó rauda a través de la alcoba. La cortina dejaba ver una cama doble con colchón de agua, arreglada y vacía. Y comenzó a esperar, pensando en el tema que buscaba para el relato erótico que debía enviar al periódico.

Al poco rato, la figura de un hombre entrado en años pero de buena apariencia, cruzó en la dirección de la mujer y ésta dejó escapar un no rotundo que al escritor le hizo suponer que se trataba de un diferendo conyugal que tenía como motivación el modo propuesto por el varón para el coito de esa noche.

El escritor esperó un poco y al rato sintió como si le cayera un balde de agua helada encima. Vio a la mujer desnuda en la cama pero sola y con una expresión de mujer complacida, las piernas cruzadas y con sus manos cubriéndose los senos.

El hombre, ahora de espaldas a la ventana, accionaba su cámara tratando de lograr la perspectiva perfecta.

--Así está mejor –le dijo ella--. Nada como una pose natural. Lo que tú

pretendías era morboso, artificial y antiestético.


Montería, 2008